"El turismo ayuda a reforzar los lazos familiares en el mundo actual"
El turismo y la familia están sometidos a profundísimas transformaciones en este comienzo de siglo. Por ello, los destinos que buscan atraer el turismo familiar deben ser muy conscientes de las nuevas tipologías de familias y de sus nuevos requerimientos.
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25-04-2018 | Entrevistas
Marién André
Profesora de la UB y experta en turismo familiar
Así, si a finales del siglo XX, el turismo familiar se caracterizaba fundamentalmente por un matrimonio y 2 o 3 hijos, hoy en día, podemos encontrar realidades muy diversas: familias monoparentales, viajes intergeneracionales y multigeneracionales (abuelos-padres-hijos/netos o, incluso, abuelos/netos), escapadas no necesariamente ligadas a vacaciones escolares (tradicionalmente, verano o Semana Santa), sino «short-breaks» de fin de semana, de nuevo protagonizados por niños / jóvenes más adultos (no siempre padres, sino también tíos, abuelos, etc.), entre muchas otras posibilidades.
Lo explica Marién André, profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona (UB) y experta en turismo familiar. Los niños y los adolescentes, además, se han convertido en prescriptores de los destinos en un mundo hiperconectado donde quieren mostrar, en las redes sociales y con la máxima inmediatez (por eso, el wifi es fundamental), como más y más diversas experiencias, mejor.
Ante una sociedad hiperestimulada y con horarios relativamente complejos, el turismo está adquiriendo un nuevo rol dentro de la familia, más allá de ocupar "el tiempo libre" disponible. Es lo que se ha llamado «la construcción de un capital familiar». Se trataría de aprovechar los viajes para crear y reforzar vínculos, es decir, para interactuar de manera que se fomente la relación interpersonal, a la vez que cada uno pueda satisfacer sus necesidades y prioridades, explica esta experta.
Un ejemplo es el hecho de que, mientras que hasta ahora era frecuente encontrar espacios para el recreo de los niños o actividades dirigidas a ellos, donde los padres no participaban, ahora se busca estimular actividades conjuntas y compartidas. El turismo familiar prioriza aún más aspectos de seguridad -en todas las vertientes: física, alimentaria, sanitaria...-. Además, no sólo por cuestiones presupuestarias, sino también por aspectos de su propia dinámica, hay una cierta propensión a la elección de alojamiento en apartamentos o viviendas de esta tipología, donde la familia puede autogestionarse con mayor facilidad sus horarios, comidas, horas de sueño, etc. En el resto de cuestiones, la tendencia coincide con la mayoritaria: incremento del número de salidas por año, aumento de la contratación en línea y búsqueda creciente de productos "a medida".
Las ciudades, que antes eran vistas como espacios hostiles para los niños o los jóvenes, están ahora en el punto de mira de las familias que buscan compartir una experiencia creativa y enriquecedora para todos sus miembros. Barcelona, según André, recibe cada vez más turismo familiar porque cumple todos los requisitos fundamentales que este segmento demanda, tales como seguridad, buena localización y proximidad a los mercados emisores. Y también se destaca la climatología óptima para visitas durante todo el año (sea en los períodos vacacionales tradicionales o para hacer escapadas más cortas), una oferta preparada para su acogida, en cuanto a alojamiento y alimentación, como infraestructuras y equipamientos básicos, y, por supuesto, en cuanto a oferta específica y diferenciada. Sería positivo también la incorporación de más políticas dirigidas a este tipo de visitantes por parte de algunos equipamientos culturales y, si es posible, mejorar aspectos de movilidad relacionados con la bicicleta (medio muy utilizado por el turista europeo que quiere recorrer la ciudad con la familia). Viena (ciudad pionera en la captación de turismo familiar) y Nueva York (con rutas por edades y personajes de animación conocidos que hacen de embajadores para el público infantil) son dos buenos referentes, a pesar de que, hoy en día, todas las capitales turísticas realizan acciones específicas.
André comenzó a estudiar el turismo en 1993, en plena resaca post-olímpica. Miembro del Consejo Turismo y Ciudad de Barcelona, coordinó durante cinco años el Observatorio de Turismo de Cataluña. Vecina de Gracia y enamorada de Barcelona, continúa investigando todo lo relacionado con el turismo en las ciudades.